Thursday, May 21, 2009

El REPOSO

Joel Regalado.


De que la vida del hombre vive marcada por la desesperación, el "corre-corre", las limitaciones físicas, el cansancio, es imposible negarlo. Nuestros cuerpos son limitados y experimentamos incomodidades, los hombres se rigen por una cierta rutina que los entrega a la lucha cotidiana, al afán. De hecho, el descanso fue previsto por Dios al crear al hombre. Incluso antes de que el hombre pecara. Cuando Dios terminó de crear todo este planeta, el séptimo día, el sábado, lo elige de manera especial.

El sábado, la señal de su creación. (Éxodo 31:13)
Dios es un Dios que establece promesas, que pacta con el hombre, y le muestra señales. Recordemos el arcoíris, una señal que manifiesta la promesa de Dios de que no volverá a destruir la tierra otra vez por agua, como en el diluvio. Hay señales que muestran las consecuencias del pecado, la muerte es una, el dolor de la mujer al dar a luz y la aversión que la naturaleza habría de mostrar al hombre, son otras dos. Pero a pesar de ser inmerecedores de promesas de bien, Dios, por amor, hace esas buenas promesas. Las cumple.
Cada sábado de las semanas que vivimos es un recordativo de que por Dios vivimos, nos movemos y somos. Es un día que rememora el poder creativo de Dios. Es también un recordativo de nuestro origen divino, de que fuimos creados a su imagen y semejanza. (Ezequiel 20:12)

El sábado es un regalo de Dios.
Dios sabía anticipadamente que el hombre habría de necesitar un reposo. En términos reales, el sábado significa un reposo físico, pero además un reposo espiritual. Un día para que el hombre pueda regocijarse en la misericordia de Dios, en su amor y en su bondad. El ciclo de seis días, más un séptimo día especial, fue creado por Dios, no fue creado por el hombre. (Marcos 2: 27, 28).

El sábado es un día bendito y santificado por Dios.
La palabra bendecir significa proveer de carácter especial a algo o alguien. Santificar es apartar para un uso sagrado un objeto o una cosa. Dios hizo ambas cosas con el sábado. Lo hizo, recordemos otra vez, antes de que el hombre pecara y conociera el sufrimiento y el cansancio, antes de que la naturaleza comenzara a hacerle adversa. De ahí que Dios le dice específicamente al hombre en el cuarto de los diez mandamientos: Acuérdate, acordarte haz, dice, del día de reposo para santificarlo. (Éxodo 20:8) Dios santifico el día sábado, y nos manda a santificarlo también.

El sábado es un día para deleitarse en Jehová, un día de gozo.
"Si al sábado llamares delicia santa, glorioso de Jehová y lo venerares...entonces te deleitaras en Jehová”. (Isaías 58:13,14)
Esto implica una manera especial de conducirnos ese día, que incluye;
a) El no hacer nuestros propios caminos
b) No buscar nuestra propia voluntad
c) No hablar nuestras propias palabras.

El sábado es un día de reposo, pero también un día para hacer el bien.
Jesús...dijo que “es lícito hacer el bien en sábado (Mateo 12:12). Su conducta en el sábado fue activa, no solamente contemplativa, ni inmóvil. Fue una conducta de acción que conllevaba hacer la obra de su padre, de avanzar las buenas nuevas de su reino de salvación.

El sábado significa liberación.
En Deuteronomio 5: 12 al 15, encontramos que Dios añade al sábado el significado de servir como recordatorio de liberación del pueblo israelita de la esclavitud egipcia, realizada por Dios.
a) El sábado nos libera de la esclavitud del tiempo y sus limitaciones,
b) Nos recuerda la liberación de la esclavitud del pecado, hecha posible por Cristo.

El sábado, anticipo de la redención.
El sábado, es un recordativo de la mano creadora de Dios, pero es también un anticipo de como viviremos en el cielo. La atmosfera que imperara en esa vida nueva, en ese cielo nuevo. De cómo todos nuestros pensamientos y acciones estarán involucrados en un estado de paz, armonía y bendición, al recibir la constante gloria de Dios y al estar en su divina presencia.

El sábado y la promesa especial para quienes lo bendicen y santifican.
"Yo te hare subir sobre las alturas de la tierra, te daré de comer la heredad de Jacob, tu padre". Dice el versículo. (Isaías 58:13,14). Que linda promesa: Dios hará subir a las alturas de los cielos a todo el que glorifique el sábado. Y termina con la inequívoca reafirmación de "porque la boca de Jehová lo ha hablado." Dios ratifica, asegura, garantiza el cumplimiento de esa promesa.

No comments: