Thursday, July 9, 2009

Experimentar la palabra de vida - Lección 2 - Comentarios sugerentes

El famoso escritor Javier Marías en el discurso titulado “Sobre la dificultad de contar”, con el cual se iniciaba en el comité de miembros activos de la Real Academia Española de la Lengua, declaró:

Una de las grandes y primeras dudas que asaltan a cualquier
narrador —sea cronista, historiador o testigo; sea novelista
incluso— es por dónde comenzar, o qué contar antes
y qué luego.”. (1)

Esa fue probablemente la interrogante que tuvo Juan al inicio de su carta. “¿Por donde comienzo, qué digo, cómo puedo redargüir y motivar a mis destinatarios?
En el tiempo en que el apóstol escribe esta carta se infiltraban en la iglesia primitiva ideas erradas, interpretaciones equivocadas de la naturaleza de Jesús que ocasionaban confusión y división, debates y discusiones en muchas congregaciones. Juan creyó necesario hacer una obra pastoral de reconfirmación en las doctrinas de la iglesia. Al escribir, trataba de convencer a los creyentes a que volvieran al fundamento de las creencias originales que todos los apóstoles enseñaron, les recordaba que el eje de todo es Jesús, quien existe desde antes del principio de todas las cosas, quien es nuestro creador, nuestro salvador y abogado antecesor ante Dios.

Dirijámonos ahora a algunos de los puntos generales que destaca la lección.

Juan habla de su propia experiencia personal con Jesús: el testigo ocular.
Las palabras de Juan son palabras de peso.
Juan habla con autoridad. Fue uno de los discípulos que estuvo cerca de Jesús y eso le permite decir con propiedad cómo era, quien era, a qué vino a este mundo, qué enseñó. Juan no cuenta lo que otro le dijo, él recorrió con Jesús las polvorientas calles de Israel, miró las batallas que libró contra sus enemigos, observó su devoción y su entrega, escuchó “palabras de vida” en sus enseñanzas, pudo palpar y contemplar por sí mismo la gloria del Hijo del Hombre. La intención de Juan al escribir esta carta no es para contar hechos biográficos, como lo hace en detalles en el cuarto evangelio, sino la de captar la atención de los lectores y llevarlos a Jesús, con el fin de ayudar a establecer una comunión entre ellos, y una "comunión, (la comunión verdadera ) con el Padre y El Hijo".
Juan es un testigo creíble.
Ya sabemos de cómo en una corte la credibilidad del testigo depende de quien es, qué tipo de vida lleva. Juan expresa en esta carta, y lleno de convicción, el sentido de identidad plena que mantuvo con Cristo y cómo la gloria de Dios se hizo manifiesta en su vida.


Juan escribe de la necesidad de una experiencia real, auténtica.
"Porque nuestra comunión con el Padre es real", (vers. 3) Así pues aboga por una comunión estrecha con Jesús de todos los que creen, de los que son llamados testigos presenciales, término del que hablaremos un poquito más adelante.
Estos versículos introductorios intentan ubicar al lector en lo que será su objetivo principal al escribir: que con esa comunión: “...vuestro gozo sea completo" (1 Juan 1:4). La palabra comunión, proviene del latín communio, que significa "participación en lo común, participación que los fieles tienen y gozan de los bienes espirituales, como partes y miembros de un mismo cuerpo'. (Diccionario Real Academia de la Lengua). El gozo al que Juan alude es el disfrute de los bienes que Dios provee para sus hijos que le creen y viven de acuerdo a su ley y su justicia. Este gozo es completo, indica la totalidad, un gozo consumado, perfecto. Dice el autor de la lección que Juan se refiere a "que nuestro gozo está completo, porque Jesús, la vida eterna ha aparecido". Pero también el autor dice que “ese gozo significa el futuro”: el gozo de sabernos salvados y de un día ser transformados a la imagen de la gloria de Dios.


Juan comunica verdades que tienen que ver con La Vida.
En los primeros cuatro versículos de la carta, Juan menciona tres veces la palabra vida.

a) Cristo es el "El verbo de vida. (1Juan 1:1).
El autor de la lección hace mención a tres referencias de la palabra verbo que se refieren a Jesús, en tres de los libros de Juan. En el evangelio habla de que "En el principio era el verbo". (Juan 1:1-3), en Apocalipsis 19:13, cuenta de un caballo blanco montado por un jinete "vestido con una ropa teñida en sangre y su nombre es: El verbo de Dios". En esta carta, Juan identifica a Jesús con las palabras "el verbo de vida". El verbo es acción, movimiento, creación, transformación. Cristo es el verbo de vida, porque por El todas las cosas son y habrán de ser. El es el principio y el fin de todo lo animado e inanimado.

b) Mediante Cristo se manifestó la vida. (1 Juan 1:2).
No hay lugar para equívocos. Jesús vino a ofrecer vida al pecador que merecía la condenación del pecado, que es la muerte . Mediante Cristo el plan divino de redención para la raza caída se hace realidad. Cristo manifiesta la vida que viene sólo de Dios. El personifica la esperanza de recreación del ser humano, la extensión de la gracia de Dios hacia un mundo que se auto-destruye.

c) Cristo y la vida eterna. (vers. 2)
Es la tercera mención de la palabra vida en estos versículos introductorios. El cuerpo mortal del hombre con sus limitaciones, sus dolencias, sus achaques y su fragilidad, le hacen la vida inestable y difícil. Jesús vino a ofrecer una vida abundante, una vida inmortal, eterna. La vida que nos ofrece Cristo no es esta vida limitada, sino una vida donde no hay carencias, una vida plena, que sobrepasa todo razonamiento e imaginación. Esa vida solo se encuentra por fe al aceptar a Jesús, "la vida que estaba con el Padre y se manifestó" (vers. 2). Jesús es la palabra de vida. Por eso, Juan alude a El como "el camino, la verdad y la vida". El todo. El verbo que es, era y será siempre Dios.



Juan y los testigos presenciales.
Juan se presenta como un testigo. El testigo es una "Persona que da testimonio de algo, o lo atestigua"(RAE), es decir, ratifica algo que otros probablemente no han visto. Más que eso, el apóstol fue un testigo ocular o de vista, teniendo en cuenta lo que también agrega el diccionario, del "testigo que se halló presente al caso sobre que atestigua o depone". Juan hace énfasis en estos primeros versículos de su carta, sobre el tipo de testigo que es él. El vio, oyó y toco a Jesús. Sus palabras tienen peso, autoridad y fuerza. Los cristianos no podemos ser testigos oculares de los eventos de la vida de Jesús, eventos que ya pasaron, pero podemos ser testigos presenciales. Podemos contar de lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas personales, dar testimonio de la transformación del carácter, de los milagros que él hace a diario en nuestra vida. Juan experimentó ese cambio. Al conocerle, Jesús le llamó Boanerges o "Hijo del Trueno" (Marcos 3:17). El sobrenombre coincidía con la rudeza e impulsividad del apóstol . Juan fue conocido después como el “discípulo amado", por su cercanía al maestro, así como la docilidad de su carácter, la transformación hecha en su vida.
Nuestra obra más importante es ser testigos de Cristo y obedecer sus palabras. A sus discípulos les dijo: "Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio" (Juan 15:37). Los discípulos tendrían el honor de ser testigos de la misión de Cristo, porque habían estado constantemente con él y podían compartir ese valioso conocimiento con otros. Y aunque nosotros no estuvimos con él en persona, él ha enviado su Espíritu Santo para guiarnos a toda la verdad y para damos su poder para ser testigos del Salvador". (The Gospel Herald, 1 de agosto, 1900).

Conclusión:
Para finalizar, surgen algunas preguntas para estudiar y meditar de esta lección:

1. ¿"Que tenemos en común todos los cristianos que somos testigos presenciales de la vida y la obra de Jesús y el significado de ello para toda la raza humana?
2. ¿Cómo podemos, en base a una comunión con Cristo, la palabra de vida, experimentar un intercambio con otros creyentes que nos identifique y nos una en lo que hemos creído?
3. Otra pregunta...necesaria, es... ¿Qué tan importante es la verdadera comunión entre todos los creyentes a fin de que nadie se aísle, intente buscar una independencia de objetivo, o no se comprometa con todos a la causa común del evangelio?

Bueno, al inicio de la iglesia primitiva hubo disensiones, la comunión con Cristo y entre todos los creyentes a veces se fracturaba. Encontramos Algunos de esos ejemplos en el nuevo testamento:
----Las disputas de cristianos cuando algunos se identificaban como seguidores de Apolo y otros de Pablo.
----Las controversias entre los cristianos Judíos circuncidados y los gentiles no incircuncidados. Hubo necesidad de un concilio para dirimir esos problemas y zanjar diferencias.
----Las frecuentes disputas entre dirigentes de grupos e Iglesias. Dirigentes que administraban las iglesias con un estilo inadecuado, y miembros que se dejaban influenciar por doctrinas que se alejaban de la verdad.

En el fondo todas estas disputas, problemas de enfoque, discusiones y divisiones, surgen cuando los creyentes dejan de mirar a Cristo. Se enfrascan en temas y situaciones en las cuales Cristo ocupa un trasfondo en el telón, y no el centro de todo. Les hacía falta volver a
“experimentar la palabra de vida”.


Referencias:
1. Javier Marías. Real Academia Española de la Lengua.
(http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000028.nsf/%28voanexos%29/arch92A4F5C5435A49D2C1257436002ADCD1/$FILE/Discurso_Javier_Mar%C3%ADas.pdf)

Sunday, June 21, 2009

La Misión.

Leccion 13. Comentarios sugerentes.

Esta semana estudiamos el último tema del trimestre. Hemos recorrido durante las doce semanas anteriores diferentes aspectos, dilemas, principios, retos, procesos que definen el caminar de la vida cristiana. Hay un hilo conector en todos los temas estudiados, y este es El Amor. Por eso el autor de las lecciones eligió enfocarlo al abrir el estudio del trimestre. Dios, en todos los tiempos se manifiesta por amor, y ese principio activo define su naturaleza y su relación con todos los seres de su creación.

Hemos visto que Dios llama, busca al hombre cuando éste decide pecar y alejarse de Dios. Lo busca para ofrecerle una salida de redención de la condena del pecado. Si el hombre acepta su llamada de fe, se inicia un proceso de recreación y reorientación en su vida, nuevas actitudes surgen en su interactuar: la visión de un ideal que supera el conocimiento y la razón humanas.

En Cristo, se manifiesta el amor de Dios y su deseo de salvar al pecador perdido. El proceso de redimir al hombre lo pagó con su sangre. De sus primeros seguidores, nace la llama que crece y se esparce por todo el planeta. Dios envuelve al redimido en el acto de ayudar a rescatar a otros del pecado. El redimido es llamado a ser discípulo y a su vez discipular a otros: Esto es La misión. Cristo traspasa a sus discípulos, la sagrada misión de redimir, de salvar, de amar al otro como nos ama Dios.

El Diccionario de sinónimos y antónimos Espasa-Calpe, define la palabra Misión como un "Cometido o deber moral que una persona o colectividad consideran necesario llevar a cabo". Lo relaciona también con una "orden o encargo", el "poder que se da a una persona para desempeñar esa orden", la "predicación de la doctrina cristiana a pueblos que no la siguen o no la conocen”. Dichas definiciones concueerdan con la idea explicada por Pedro en palabras directas sobre el cometido de la misión de un cristiano. En el elegido versículo de memoria leemos:
“Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Ped. 3:15).

Enfoquemos algunas características del misionero cristiano que identifica este texto.

1. El que hace la misión debe estar siempre bien preparado. ("Estad siempre preparados...")
Antes de que Cristo enviara a sus discípulos a predicar a otros, los preparó. Los concientizó sobre la verdadera naturaleza del reino de Dios. Les enseñó pacientemente los retos, la ideología, la razón de ser del discipulado al que fueron llamados y que consistía en estar comprometidos con la misión salvífica de todos los hombres. La realidad es que nadie puede dar lo que no tiene. De un cántaro vacío no se puede vaciar agua a otro cántaro. Cuando se comparte con otros una verdad de la cual no estamos seguros, o la cual conocemos de manera parcial, sin estar bien preparados, dicha misión no será efectiva. La preparación en este caso tiene que ver con "Escudriñar bien las escrituras". Cristo utilizaba pasajes de la Biblia para refutar, aconsejar y esnseñar. Véase como enfrentó a Satanas en las tentaciones del desierto. Conocer la vida de Cristo en todas sus etapas, sus palabras, sus acciones, su motivación, su celo, su conducta. El propio Jesús, se preparaba anímica y espiritualmente para cada día de su ministerio. El buscaba en oración la ayuda del cielo. Recordemos cuantas veces los fariseos, los incrédulos y hasta sus propios seguidores le demandaban explicaciones, le hacían preguntas difíciles, lo ponían en situaciones especiales en las que retaban el conocimiento y la sabiduría de Cristo.

2. El que hace la misión predica con un sentido de mansedumbre y reverencia. ("..Presentar defensa con mansedumbre y reverencia..." )
La verdad se presenta al no-creyente evadiendo el ataque y la soberbia. Quien habla en nombre de Cristo lo hace con el mismo espíritu que le caracterizaba: humildad, devoción, sentido de concordia, guiado por la bondad y el amor.

3. El que hace la misión esta convencido de lo que cree, y más aún, lo vive. ("...razón de la esperanza que hay en vosotros”)
Nadie puede enseñar con eficacia en aquello que no cree ni practica. El evangelio no es una simple filosofía. Ni un credo. Es un modo de vivir. Es la vida misma. Cristo habló de la palabra "Testimonio" relacionada con la misión de enseñar a otros. Se predica no sólo con palabras, sino con el testimonio, con el carácter. No sólo se predica acerca de lo que hemos "oído, visto y creído", sino también lo que hemos vivido y experimentado personalmente. De allí el dicho popular que reza: "Las palabras se las lleva el viento y los hechos perduran para siempre”. Vivir lo que creemos es prepararnos para dar testimonio vivo de nuestra fe. Pablo aconseja “que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo” (Fil.1:27).

4. El que hace la misión no discrimina a nadie ("...Todo aquel que os demande razón...").
En primer lugar, todo ser humano es un hijo de Dios. Nadie debe ser privado de la oportunidad de recibir el mensaje de Cristo. Desde la prostitutas, hasta los criminales, desde un campesino a un terrateniente, desde un hombre de escasos recursos hasta un personaje como "El Joven Rico", todos deben oír razón de nuestra esperanza. Todos son incluidos y forman parte del alcance de la gran comisión. En segundo lugar, la frase "aquel que os demande razón", no solo incluye a quien pide y busca por iniciativa propia el ser evangelizado, incluye también a quienes demandan ayuda indirectamente e ignoran que pueden encontrar una esperanza para sus vidas, la misma esperanza en la cual creemos y por la cual vivimos, por la cual hemos llegado al conocimiento de una vida plena y abundante.

La Gran Comisión: Aplicaciones Prácticas.

En La Gran Encomienda de Jesús dice: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura."(Marcos 16:15). En la leccion hay varias aplicaciones practicas relacionadas con la orden del Maestro: La misión de alcanzar a otros para que se integren su reino de salvación.

A. El que hace la misión no sólo predica a los que no conocen el evangelio, sino que vela por los que ya están en la fe.
Ya hemos visto que Jesus envio a sus discípulos a predicar primeramente entre los judios. Si, la función primaria de la iglesia es testificar, predicar el evangelio. Pero hay una responsabilidad individual de uno hacia con el otro, el permanecer atentos al hermano con quien se convive y comparte, para que no vaya quedándose nadie en el camino. Se necesita balancear adecuadamente "el de concentrarnos más en la preservación propia que en la misión" y viceversa. Preocuparnos también por los que ya están, compartir sobre en quien hemos creído en nuestra propia cuadra, barrio, familia, grupo de amigos y tambien a los desconocidos.

B. El que hace la misión sabe que el poder para convencer y convertir a otros no depende de sí mismo.
"Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho."(Juan 14:26).

C. El que hace la misión no habla sus propias palabaras, sino que habla la doctrina de Cristo.
Cuidado con las heregías encubiertas, las interpretaciones antojadizas, las enseñanzas humanas, las doctrinas erradas. Pedro advierte sobre el llamado "Camino de Balaam", quien intentaba hablar, no la palabra de Dios, sino las palabras de los hombres. (2 Pedro 2: 15). El autor de la lección cita algunas creencias falsas que los enemigos de la verdad han hecho populares : "El tormento eterno en el infierno; la predestinación de algunas personas para ser salvas y otras para perderse; la creencia de que Jesucristo no fue divino sino meramente un gran hombre."(Reinder Bruinsma)

D. El que hace la misión sabe que debe predicar sólo a Cristo, y a Cristo resucitado.
"Todas las grandes verdades de las Escrituras tienen su centro en Cristo; si se las entiende correctamente, todas dirigen a él". (EGW,Review and Herald, 13 de junio, 1912).

Conclusión.
El camino de la vida cristiana es un reto. Se lucha primero contra uno mismo, contra la naturaleza pecaminosa que reside en el cuerpo, contra la tentación de vivir obesionados con el mundo carnal y sus falsos encantos. Se lucha contra potestades y dominios de mal en este mundo. La misma lucha de Cristo, la padecerán sus discipulos: tentaciones, tribulaciones, persecución. El reto es estar convencidos (y esto se logra al permitirle al Espíritu Santo, que sea quien guíe la vida) de que estamos en este mundo, pero no somos de este mundo. Es decir estamos físicamente aquí...viviendo por gracia, sustentados en las promesas de Dios, pero con la mira en las cosas de arriba. Mientras la promesa de redencion final se acerca, el compartir la experiencia cristiana con otros es una misión especial y un privilegio: El bien que hacemos por ese otro a quien llamamos el prójimo, es como si lo hicieramos al propio Cristo. Caminar la vida cristiana es entonces, un reto y un proceso escabroso, pero a la vez hermoso, sublime. Conscientes de que nuestro galardón está muy cerca, de que en ningún otro hay salvacion, sino en ese quien nos ha redimido: el verbo hecho carne, Dios con nosotros. Por él, sólo por él, vivimos, nos movemos y somos y heredaremos la eterna gloria de Dios, que será el llegar a ser perfectos,tal como él es.